Chismecito literario
Contracrónica
Hermosillo, Sonora, 14 de noviembre de 2024.
La literatura es arte. Y una de las características del arte es que es poliédrica, entonces, la literatura es poliédrica. A partir de este intento de silogismo podríamos ir tratando de definir, más no encorsetar, a la literatura y pensarla desde todas sus aristas.
La 24 edición de la Feria del Libro de Sonora (Felison), organizada por el Instituto Sonorense de Cultura (ISC) bien podría servirnos como una especie de laboratorio de pruebas para ir adentrándonos en esta condición poliédrica de la literatura. Un poco como hacía Émile Zola con su proyecto literario naturalista —y tremendamente ligado al positivismo hegemónico de su época— donde sometía a sus personajes a diferentes situaciones para imaginar cómo responderían. O bien podríamos tratar otro método: el del chismoso de Georges Perec que iba a las plazas públicas de Marsella a tomar café y escuchar, mitoteramente, las pláticas de paseantes, turistas y personas trabajadoras.
Lo cierto es que el chisme va ligado a la literatura. De hecho, el gran artista mexicano Ulises Carrión solía decir que “el chisme era la forma más refinada del arte” y desde su visión del arte contextual construyó un dispositivo maravilloso donde el chisme, el rumor y la habladuría fueron el epicentro artístico.
En las diversas presentaciones de libro o conversatorios que pueblan la Felison 2024 se pueden escuchar conversaciones, diálogos, diatribas o apologías literarias; también entre las personas que pasean y hojean los libros de los 75 stands que ofrecen una riquísima oferta literaria. Por ejemplo, en el conversatorio Reflexiones en torno a la cultura digital y la cibernética: las transformaciones de la mente lectora frente a la masificación de las letras del Colectivo de Investigación Transvectorial que se llevó a cabo en el Foro Bicentenario, se puede escuchar a una pareja intercambiar pensares de forma acalorada sobre los fantasmas éticos que nos presenta el uso de la tecnología de cara en el futuro.
La mujer le dice a su pareja, de forma tajante “si llegamos a tener hijos no le vamos a dar celular hasta que tenga doce años”, el hombre parece cavilar una respuesta mientras escucha a los miembros del Colectivo Transvectorial internarse en el complejo pensamiento del filósofo Yuk Hui y su cosmotecnia.
En el stand de libros que lleva por nombre “Jorge Luis Borges” hay dos hombres que podrían ser abuelo y nieto. Ambos de nariz aguileña, ojos empequeñecidos por los lentes y boca ancha. El hombre mayor parece estar regañando al joven por algo que no hizo. Mientras más se acercan entre ellos, más se parecen, incluso los gestos y manierismos: un parado similar donde la pierna derecha parece absorber la mayoría del peso, mano izquierda en la cintura y la mano derecha parece ser la que tiene una libertad histriónica para expresarse. Se escuchan frases sueltas: “Te dije que tenías que hacer esto y no lo hiciste, y mira cómo nos fue”. Podría ser algo de algún trámite que tenían que llevar al juzgado pero está esa pequeña probabilidad (y aquí podríamos volver al conversatorio del Colectivo Transvectorial donde hablaron de ese concepto intrigante de la recursividad y del universo como algo entrópico, de un paradigma probabilístico) de que estemos viendo una bifurcación borgeana donde abuelo y nieto sea en realidad una mutación del cuento “El Sur” de Borges (el guiño al nombre del stand donde están ocurriendo los regaños) y que, entonces, no sean abuelo e hijo, sino que sean la misma persona solo que de distintos tiempos. Probabilidad hay.
También hay espacios para escuchar conspiraciones literarias. Un hombre altísimo carga un montón de libros y está rodeado de un grupo de mujeres y hombres más chaparritos. Parece estar dando una especie de ponencia y de pronto se arma la trifulca verbal.
Se escucha: “Shakespeare sí existió tal y como la historia lo dice, pasa que en esa visión aristocrática y elitista que tienes te es inconcebible reconocer que alguien fuera de las esferas de poder victorianas pudiera sobresalir por su talento”. Una mujer, con saco largo revira: “Yo soy oxfordiana y tengo la certeza de que Shakespeare en realidad era el noveno conde de Oxford, todo encaja, Shakespeare es una construcción mitológica”. Otro más responde: “Yo creo que era Cristopher Marlowe” y así la velada se va cerrando en un intercambio apasionado de teorías incomprobables. Qué bueno está el chisme.
Para consultar el programa de la Felison 2024, ir a: https://isc.sonora.edu.mx/eventos/felison
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