En el laberinto de Beethoven: brinda OFS un concierto inolvidable
Estas dos piezas logran encapsular el período intermedio del genial compositor: ese intervalo que significó aquello que se decía de él: el último gran clásico y el primer gran romántico.
El triple concierto para violín, violonchelo y piano encierra ya una odisea un tanto sui generis en su obra —y en general en todas las obras de música clásica—: tres solistas que desafían los paradigmas musicales. La pianista Vlada Zatine, el violonchelista Ignacio Mariscal, la concertista de Bellas Artes, y el violinista de la OFS, Vilen Gabrielyan, dieron forma a una pieza retadora, envolvente y de un magnetismo imposible de esquivar.
Bajo la batuta del maestro Anatoly Zatin, un frecuente invitado en la OFS, se siente una naturalidad específica, en sus gestos los músicos van encontrando el camino de ese laberinto musical planteado por Beethoven. La Sinfonía Número 3, mejor conocida como la Sinfonía “Heroica”, asistimos a un tour de force, a un embrujo auditivo que parece detener el tiempo. Beethoven estrenó esta obra en 1804, y 220 años después sigue manteniendo su vigencia. Alrededor de 45 minutos que obligan a refinar el oído, a dejarse llevar por las notas que vuelan en elípticas por el Teatro de la Ciudad, y que, como dijo el propio Anatoly Zatin, cada una de las personas identifica la música con alguna memoria, vivencia o anécdota.
Así terminó una noche dedicada a la memoria, a la pasión y a la música de Beethoven.